viernes, 2 de marzo de 2012

La salud espiritual y la paz interior



Luis García Dubus | Santo Domingo | Un psiquiatra declaró en una entrevista televisada: “Si la gente tuviera una saludable relación con Dios, yo no tendría trabajo”. Fíjese en que él dijo “saludable” ¡Cuánto más valiosa será una relación amorosa! Mire amigo, la peor situación en que puede encontrarse una persona es estar alejada de Dios. Esto está comprobado incluso científicamente, tal como dijo el psiquiatra.


A mí me parece sumamente interesante que todos los resultados que “nuevos estudios” pueden arrojar ya estaban revelados en el evangelio.

En el de hoy (Marcos 2,1-12) cuatro hombres traen al Señor un paralítico acostado en su camilla.

Ellos querían que el Señor lo sanara de su enfermedad física, pero su respuesta fue sanarlo de su enfermedad espiritual. “Hijo mío”, dijo al paralítico, “tus pecados te son perdonados”.

Es decir, lo liberó de su culpa, lo curó interiormente, le concedió paz interior, salud espiritual.

Esto era mucho más difícil que curarlo de la parálisis y, desde luego, muchísimo más importante.

En adelante, ese pobre hombre podría establecer una amorosa relación con Dios, e ir consolidando y fortaleciendo día a día su más valiosa posesión, la salud espiritual.

El Señor expresó con claridad que conceder esta salud es más importante y difícil cuando, ante la dudas de los presentes, añadió: “¿Qué es más fácil decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o: Levántate, toma tu camilla y anda? Y luego dijo al paralítico: “Levántate, toma tu camilla y vete a casa”.

Y el paralítico quedó también curado físicamente para el asombro de todos, quienes decían: “Nunca hemos visto nada parecido” (Marcos 2,12) La sanación exterior era una bobería comparada con la sanación interior. La separación entre el hombre y Dios es la raíz de todo sufrimiento.

En cambio, la persona que se cobija bajo la entrañable compasión de Dios (que es siempre el primero en amarla) y acoge su perdón, termina estableciendo una amorosa relación con Él.

El resultado será recibir el preciado don de la salud espiritual, lo cual tendrá como consecuencia natural una mejoría, tanto en el orden mental como en el físico.

Son tres tipos de salud: la mental, la espiritual y la física. Y el Señor quiere darnos, a través de la segunda, las tres.

Jesucristo es el único que puede sanar el interior, además de poder, también quiere hacerlo y si usted se lo pide, Él lo hace. Esa es la buena noticia de hoy.

La pregunta de hoy
¿Qué significa estar separado de Dios? Significa estar tan ocupado llenando sus necesidades mundanas de placer, poder y prestigio, que no tiene tiempo para Dios. Significa poner a Dios detrás de mí. De mis deseos, de mis opiniones de mi yo.

En cambio cultivar una cercanía con Dios, poniéndole en primer lugar en todo, hasta llegar a estar tan cerca que se pueda escuchar en la intimidad su silencio amoroso, es escoger el camino de la felicidad y de la paz.
Fuentes: Listín Diario

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